Ulises Cabal es reclamado por el director del teatro Calderón de Valladolid. Su compañía, no muy bien avenida, está ensayando el Don Juan Tenorio, la inmortal obra de Zorrilla. Uno de los actores asesina al Comendador. Todos lo han visto: ha muerto en el escenario de un tiro en el pecho. Sin embargo, Ulises Cabal demuestra que las apariencias engañan.