La vida del Cid contada desde el punto de vista de su hija.
Siglo XII. Mencía va a trabajar con doña Cristina Rodríguez, una de las hijas de Rodrigo Díaz de Vivar. Mencía es fuerte y dispuesta, aunque tiene un pequeño defecto: ha aprendido a leer y escribir. Sin embargo, ese defecto le vendrá muy bien a doña Cristina, pues necesita un escribiente que plasme por escrito las hazañas de su padre, el Cid Campeador.