Para alejarse de un doloroso drama familiar, una bióloga elige como destino profesional un laboratorio situado en una isla casi deshabitada, un «espacio protegido», donde el transcurrir del tiempo se ajusta mucho más al ritmo de la naturaleza virgen que al de los pocos seres humanos que habitan en ella, y donde parece posible anular la memoria personal. Sin embargo, la llegada a la isla de un barco con el cuerpo ahogado de una joven devolverá a la protagonista la conciencia de la realidad humana y temporal a la que, a pesar de todo, pertenece.
«Muchos hallazgos. El arte de Merino alcanza aquí una intensa presencia.» ABC
«Merino está entre los pocos narradores elegidos que entienden el mecanismo poético de lo bien medido.» El Periódico de Catalunya