La marea ha arrastrado el cadáver del pescador Justo Castelo hasta una playa gallega. Podría pensarse que ha muerto ahogado mientras faenaba, si no fuera porque sus manos están atadas. Sin testigos ni rastro de la embarcación a la que pertenecía el fallecido, el lacónico inspector Leo Caldas, que en lo personal atraviesa días difíciles, trata de esclarecer el crimen sumergiéndose en el ambiente marinero de un pueblo cuyos habitantes se resisten a desvelar sus sospechas y, cuando se deciden a hablar, apuntan en una dirección demasiado insólita.
Con esta segunda novela, Domingo Villar se afianzó como uno de los nombres más notables de la narrativa policiaca en lengua castellana y encumbró a su protagonista como uno de los investigadores más icónicos del género negro.
La crítica ha dicho...
-
«La playa de los ahogados es honda y humana... ¡Perdonen que no evite empujar hacia su lectura!» El Cultural de El Mundo
-
«Una excelente novela policiaca.» El Correo
-
«Domingo Villar se confirma con La playa de los ahogados como un excelente escritor.» El País