Una novela de corte intimista, breve e intensa, que reflexiona sobre el paso del tiempo, la vejez, el amor y la vida.
Susanne ha muerto. Y la que un día fue su amiga, Margarita, ya en la mediana edad, viaja en tren de Ginebra a Lausana para visitar a su hijo. Los recuerdos se van sucediendo como los paisajes detrás de la ventana, con la misma cadencia y lentitud, con la misma inexorabilidad. Y algunos recuerdos duelen demasiado: el día en que se empieza a perder a la persona a la que queremos, el momento en que uno decide callarse y resistir, esperar a que algo suceda, convirtiéndose así en un espectador más de la propia vida.