Como sacados de las pinturas de El Bosco, varios transgresores exhiben sus crímenes en las páginas de Pecado: un asesino, un adúltero, una descuartizadora, una pareja incestuosa, una mujer indiferente, un verdugo y un voyeurista, y también la sombra del propio monarca justiciero. Todos ellos tendrán que comparecer ante el único juez que podría indultarlos: el lector. Los protagonistas de estos relatos tienen existencia independiente y sin embargo conforman una unidad, como los arcanos del tarot. Los une un hilo conductor: todos han incurrido en delitos atroces, pero sus vidas están marcadas por lo que llamamos el mal