Obra de tono nostálgico y gran lirismo, en la que el autor combina con maestría la realidad y la imaginación. En ella se recrean con gran sensibilidad las vivencias de un niño al que le toca vivir la posguerra desde la soledad de los tejados de Madrid. La distancia que le separa del suelo le permite tomar contacto con otras realidades que le harán compañía en su peregrinar por las alturas, de camino a una madurez impuesta por las circunstancias. El final metafórico despierta dudas y emociones contradictorias. Las ilustraciones retratan con textura el ambiente de la época y resaltan la calidad de la historia