Tres simpáticos esqueletos salen una noche a pasear y a asustar gente.
Juegos y canciones en una lectura terroríficamente divertida.
Así es como empieza esta historia.
En una oscura, oscura colina,
había una oscura, oscura ciudad.
En la oscura, oscura ciudad,
había una oscura, oscura calle…
«¡Qué risa de huesos!» es una divertida historia protagonizada por los esqueletos de un hombre, un niño y un perro que salen una noche a pasear y a asustar a la gente. Lejos de infundir miedo, son personajes simpáticos y alegres que se lo pasan bien -y los lectores con ellos- jugando, cantando y hasta atemorizándose unos a otros. Pero los dos primeros son tan despistados que para reconstruir los huesos descoyuntados de su mascota se arman un tremendo, cómico y melódico lío.
Partiendo de una llamativa portada que brilla en la oscuridad, el desternillante sentido del humor que desprende este libro se refuerza también mediante la repetición de fórmulas narrativas, el uso de palabras que acentúan el clima pretendidamente lúgubre del relato, o el carácter progresivo -en sentido ascendente y descendente- de las acciones para potenciar la tensión y la intriga.
Se trata, pues, de una historia ideal para ser leída o contada con cierta dramaturgia. A pesar de que las aventuras de este trío de calaveras transcurren en tiniebla, las ilustraciones destacan por su variado e intenso colorido, ocupando toda la página o dispuestas en viñetas donde los protagonistas toman la palabra para interpelarse o entonar canciones, creando así un nivel de lectura paralelo a la narración omnisciente.
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