Para parar las aguas del olvido no son sólo las memorias de infancia y juventud de Paco Ignacio Taibo I, sino también las de sus amigos Ángel González, Manuel Lombardero o Carlos Bousoño; personajes claves en nuestra historia literaria reciente. Aunque la vívida estampa que plasma de aquel Oviedo de la postguerra y de las cartillas de racionamiento, de los desfiles imperiales y de los himnos altisonantes, convierten en Para parar las aguas del olvido en las memorias de toda una generación: la de los «niños de la guerra», con su anhelos y sus carencias, sus aspiraciones y sus decepciones.
Y, sin embargo, como señala con acierto Luis García Montero en su prólogo, Para parar las aguas del olvido lejos está en su relato del patetismo; es más, se sirve de la imaginación y de la ironía para dejarnos un retrato todavía más conmovedor y palpable de aquellos días herrumbrosos y destartalados cuando «media España ocupaba España entera».
Páginas imprescindibles para acercarse y sentir un tiempo crucial, aunque todavía nos pese, de nuestra historia.
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Reseñas: