A Marcos le da miedo el perro de su amiga Carlota y siempre se inventa una excusa cada vez que ella le invita a su casa. Hasta que, por fin, se decide. Los demás amigos lo pasan muy bien jugando con el perro, pero Marcos sigue querer acercarse. Un día, su amigo Juan se encuentra un cachorro y Marcos le ayuda a cuidarlo. Empieza así a perderle el miedo a los perros. Durante el verano, promete a Carlota que visitará un día a su perro, que se queda en una residencia mientras la familia se va de vacaciones, y cumple su promesa. Cuando se va al pueblo, resulta que sus primos también han adoptado un perro y Marcos va contento a jugar con él: ha superado el miedo.